¿Cómo utilizar limpiadores y aditivos de marihuana?

¿Por qué utilizar limpiadores de marihuana? 

De vez en cuando, se recomienda lavar las raíces de nuestra planta; pero existe un lavado de raíces obligatorio en la sexta semana de floración de marihuana; justo antes de la cosecha.

Gracias a él, conseguimos que los cogollos potencien su sabor, pero también sanamos la planta de problemas como:

• Sobre-fertilización: Si, por error, abonamos demasiado a las plantas, debemos realizar una limpieza del sustrato para que las estas puedan seguir desarrollándose. Así, limpiaremos las sales y nutrientes del sustrato y luego abonaremos a baja dosis para que se recuperen.
• Bloqueo de nutrientes: Cuando hay nutrientes en el sustrato que no pueden ser absorbidos. Esto sucede por no controlar el pH del agua de riego y hace que las raíces queden bloqueadas.

Además, el lavado obliga a la planta a alimentarse de aquellos nutrientes que ha ido acumulando.

El lavado de raíces puede hacerse con abundante agua, que arrastra parte del exceso de sales y nutrientes, pero no lo elimina por completo. Esto sólo equivale a “un apaño”.

Para hacer un lavado óptimo, existen los limpiadores de raíces. Se trata de una solución química que disuelve el exceso de sales sin dañar a la planta y, mejor aún, recuperando toda su capacidad de absorción.

¿Cuál es el mejor potenciador de marihuana?

En Van Nutrients recomendamos el uso de correctores con base orgánica como Candyvan. Este aditivo aporta a la planta nutrientes en su totalidad naturales, por lo que es impensable que puedan sobrecargarla.

Se aplican 2 ml desde la primera semana de floración hasta la semana previa hasta la cosecha, de forma alterna y complementaria al resto de fertilizantes para marihuana.

También, disponemos de Poseidón. Este potenciador para marihuana enriquece el suelo de cultivo de la marihuana con bacterias que benefician los procesos vegetales. 

Eso significa que, lejos de añadir más químicos al cannabis, le aportamos microorganismos que facilitan su actividad biológica, y con ello, su desarrollo.

Este comienza aplicándose 4 ml en la primera semana de crecimiento y al llegar a la floración, aumentamos a 8 ml. Esta dosis continuará hasta la semana previa a la cosecha, cuando cesamos su uso.